Tanto la pandemia de COVID-19 como el crimen organizado representan desafíos globales de una magnitud sin precedentes, que han puesto a prueba la capacidad de respuesta de los gobiernos y las sociedades en todo el mundo. Si bien son fenómenos distintos en su naturaleza, comparten algunas características que permiten establecer paralelismos útiles para el diseño de políticas públicas efectivas. Partimos de la premisa de que las lecciones aprendidas de la respuesta global a la pandemia de COVID-19 pueden ofrecer valiosas perspectivas para fortalecer la lucha contra el crimen organizado. Al analizar las similitudes en la naturaleza de estas amenazas y las estrategias implementadas para combatirlas, se busca identificar principios y enfoques que puedan ser adaptados y aplicados para enfrentar con mayor eficacia este flagelo que afecta la seguridad, la estabilidad y el desarrollo a nivel mundial.
Paralelos Fundamentales:
La pandemia de COVID-19 y el crimen organizado comparten paralelos fundamentales que subrayan la necesidad de enfoques estratégicos similares. En primer lugar, ambos fenómenos son inherentemente transnacionales. El virus SARS-CoV-2 no reconoció fronteras, propagándose rápidamente a través de las redes de movilidad global, al igual que las organizaciones criminales contemporáneas operan a través de fronteras nacionales, aprovechando la globalización para expandir sus actividades ilícitas. En segundo lugar, tanto el virus como el crimen organizado demuestran una notable capacidad de adaptación. El virus mutó, generando nuevas variantes que eludieron las defensas inmunitarias, mientras que las organizaciones criminales se adaptan constantemente a las estrategias de aplicación de la ley, utilizando nuevas tecnologías y tácticas para llevar a cabo sus actividades. Finalmente, ambos fenómenos tienen un impacto multidimensional. La pandemia desestabilizó sistemas de salud, economías y estructuras sociales, mientras que el crimen organizado socava la seguridad, la gobernabilidad y el desarrollo sostenible, generando un clima de violencia, corrupción e impunidad.
Lecciones del COVID-19 Aplicables al Crimen Organizado:
- Respuestas de Alcance Transnacional: La respuesta global a la pandemia de COVID-19 demostró la importancia crucial de las respuestas de alcance transnacional. La cooperación internacional en la investigación, el desarrollo de vacunas y el intercambio de información fue fundamental para contener la propagación del virus y mitigar sus efectos. Organizaciones internacionales desempeñaron un papel clave en la coordinación de los esfuerzos globales, aunque también se enfrentaron a desafíos significativos. En el contexto del crimen organizado, esta lección se traduce en la necesidad de fortalecer la cooperación internacional entre las agencias de aplicación de la ley, mejorar el intercambio de inteligencia y establecer mecanismos más efectivos para rastrear los flujos financieros ilícitos y los activos transnacionales. Ejemplos de organizaciones internacionales son importantes, pero se requiere una mayor coordinación y colaboración para desmantelar las redes criminales que operan a través de las fronteras.
- Medidas Basadas en Evidencia: La respuesta a la pandemia de COVID-19 destacó la importancia de las medidas basadas en evidencia. Las políticas de salud pública se guiaron por datos científicos, modelos epidemiológicos y ensayos clínicos, lo que permitió tomar decisiones informadas y ajustar las estrategias a medida que evolucionaba la situación. En la lucha contra el crimen organizado, esta lección implica la necesidad de recopilar y analizar datos sobre las tendencias delictivas, evaluar la efectividad de las políticas y realizar investigaciones científicas sobre las causas y consecuencias del crimen. Es fundamental invertir en investigación y en sistemas de información criminal más robustos para fundamentar las estrategias de prevención y control del delito. Las políticas deben basarse en la evidencia y adaptarse a las realidades cambiantes del crimen organizado.
- Aplicación de Tecnología: La tecnología desempeñó un papel fundamental en la respuesta a la pandemia de COVID-19. El desarrollo de vacunas mediante biotecnología, el rastreo de contactos mediante aplicaciones móviles y el análisis de datos para predecir brotes fueron ejemplos de cómo la tecnología se utilizó para combatir la propagación del virus. En el contexto del crimen organizado, la aplicación de la tecnología también es crucial. Por ejemplo, contar con sistemas de comunicaciones extensos y fiables, el uso de inteligencia artificial para detectar patrones de lavado de dinero, la ciberseguridad para combatir el cibercrimen y el análisis forense digital para investigar delitos son ejemplos de cómo la tecnología puede fortalecer la lucha contra el crimen.
- Rol de los Entes Multilaterales: Los entes multilaterales desempeñaron un papel importante, aunque con desafíos, en la coordinación de la respuesta global a la pandemia. En la lucha contra el crimen organizado, fortalecer el papel de organizaciones internacionales es fundamental. Estas organizaciones pueden proporcionar asistencia técnica, facilitar la cooperación entre los países y monitorear el progreso en la lucha contra el crimen. Es necesario mejorar su capacidad para coordinar los esfuerzos globales y garantizar que los países tengan los recursos y el apoyo necesarios para enfrentar este desafío.
- Compromiso de los Actores Sociales: La respuesta a la pandemia de COVID-19 también destacó la importancia del compromiso de los actores sociales. La participación de sectores clave en la promoción de la salud pública, la difusión de información y el apoyo a las comunidades vulnerables fue fundamental para mitigar los efectos de la pandemia. En la lucha contra el crimen organizado, involucrar a sectores como el empresarial, la academia y la sociedad civil en la prevención del delito, la promoción de la transparencia y la rendición de cuentas, y el apoyo a las víctimas del crimen es igualmente importante.
Consideraciones:
Si bien la analogía entre la pandemia de COVID-19 y el crimen organizado es útil, es importante reconocer las diferencias entre ambos fenómenos. El crimen organizado, a diferencia de un virus, es impulsado por agentes humanos y se organiza en estructuras sociales complejas. Además, la corrupción representa un desafío significativo que socava los esfuerzos para combatir tanto la pandemia como el crimen organizado. Es fundamental abordar la corrupción en todos los niveles para garantizar la efectividad de las políticas.
Considerando ello, las lecciones aprendidas de la respuesta global a la pandemia de COVID-19 ofrecen valiosas perspectivas para fortalecer la lucha contra el crimen organizado. La necesidad de respuestas de alcance transnacional, medidas basadas en evidencia, la aplicación de la tecnología, el fortalecimiento del papel de los entes multilaterales y el compromiso de los actores sociales son principios fundamentales que pueden guiar el diseño de políticas públicas más efectivas.

